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Tradición y brillo
Volvemos a repasar las normativas que nos toca sufrir: El concepto de arquitectura tradicional que se retrata en muchas normas urbanísticas tiende a considerar los entornos rurales como paisajes congelados. Retratan lo no urbano con una idea bucólica, nostálgica y maliciosa que deja de lado lo que ese paisaje fue (como productor) y lo convierte en postal turístico-contemplativa. En muchos de los textos que nos ha tocado leer (y cumplir) nos sorprende la repetición de una prohibición muy concreta: Nos referimos a la animadversión que "reflejan" los redactores de los textos normativos a los "materiales brillantes". En muchos casos se pide que el nuevo edificio se asemeje a la arquitectura tradicional (¿?). Y repetirá materiales tradicionales como la teja color ocre, fachadas blancas etc. Claro que cuando se refieren a la arquitectura tradicional en nuestro caso cercano están hablando de los caseríos, y si viéramos el poder de transformación que que tenían estos edificios cuando estaban activos, sorprendería la capacidad que tuvieron de aceptar sin ningún tipo de complejos la introducción de nuevos materiales ni siquiera pensados para ese tipo de construcciones y que con el tiempo deberían haberse convertido en "tradicionales" en el contexto de nuestro entorno más cercano. Con un ingenio digno de enseñar en universidades de arquitectura, los "empresarios" de los caseríos han ido utilizando materiales de lo más diversos en ampliaciones y pequeñas construcciones llegando a trasladar sistemas que ni siquiera habían sido pensados para la construcción. Son sin duda acciones basadas en la experiencia que demuestran que el proceder "Bricoleur" no está tan lejos de la realidad.
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