Para tomar impulso una mirada hacia atrás. Esta vez hasta la década de los 70 cuando arquitectos como Alvar Aalto trabajan y escriben sobre la "humanización" de la arquitectura. Critican por lo tanto la abstracción "deshumanizada" de aquella modernidad alejada del uso del material como recurso de enlace entre la arquitectura y las personas.
En el libro "La humanización de la arquitectura" publicado en 1970 Aalto termina las últimas paginas con unos párrafos dedicados al tema de la decoración.
Aceptamos que el Ornamento sea un delito, al contrario, Otra manera de entender la decoración puede aparecer como vehículo de traducción entre la cultura, las personas y la construcción, para generar ese "sentimiento de pertenencia" del que tanto se discute estos últimos años en más de un foro de arquitectura. No hablamos de la decoración como máscara, imaginamos algo parecido a lo que William Morris defendía cuando se refería al trabajo del arte desde una óptica medieval.
El momento actual no difiere tanto de la capacidad "artesanal" medieval. La liberalización de patentes y procesos apunta al uso extensivo, compartido y abierto de tecnologías y medios que hasta hace pocos años parecían alejadas de cualquier usuario. Esta capacidad individual de "tunear" el decoro de los espacios y la apropiación (o humanización) de los mismos, genera importantes cambios: Si hasta ahora se ha entendido la decoración como industria (separada de la arquitectura), estas nuevas capacidades del "hacer individual" compartido, cambian el enfoque de lo que entendemos por decoración hacia una experiencia de apropiación del espacio vivido o de capacidad de "tuneo" personalizado a través de creaciones propias.
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