29 mayo 2007

RETIROS - TOKI LASAI

bloque baño Dymaxion - B.Fuller



EL RETRETE Y LA CASA





Según la enciclopedia libre “Wikipedia”, retrete es una acepción impropia para dicho elemento puesto que la palabra en cuestión en realidad “quiere decir retiro pequeño (retirete), y por tanto se refiere al local reducido donde se pone el inodoro”.

La historia nos demuestra la “juventud” tanto del espacio que acoge el inodoro como el elemento mismo dentro de las viviendas.

Se considera que lo más parecido al retrete que por primera vez aparece en la historia es en la antigua Grecia de la civilización Minoica. Algunos estudios afirman que los griegos no tenían pudor alguno en hacer sus necesidades en público en mitad de un banquete mientras los esclavos romanos recogían los restos para que siguiera el baile y la fiesta. Dentro del palacio disponían sin embargo de un artilugio muy parecido al inodoro que consistía en un asiento de madera con recipiente de arcilla y un pequeño tanque de agua. También estaba equipado con desagües que desembocaban en grandes cloacas construidas en piedra.

Después, existe un vacío en la historia donde desaparece el invento griego y nos obliga a dar un gran salto hasta el siglo XVI y desplazarnos hasta Inglaterra para encontrar a Sir John Harington, ahijado de la reina Isabel I y poeta mediocre quien en su destierro ingenió lo que se podría considerar el primer inodoro: Una abertura en el suelo que la materia depositada en él se la llevaba una corriente de agua controlada mediante una válvula y un sistema de palancas y pesas que hacían funcionar una cisterna. El invento fue bien acogido por la corte pero no así por los plebeyos que continuaron haciendo sus necesidades en orinales que vaciaban por las ventanas a grito de “¡agua va!”.

Transcurrieron 200 años más y el perfeccionamiento del inodoro desarrollado por Alexander Cummings se comenzó a instalar en el interior de todas las viviendas nuevas por una ley aprobada en el parlamento de Londres. Para finales del siglo XIX se había extendido por casi toda Europa.

En nuestro entorno más próximo sabemos que los caseríos no estuvieron dotados de inodoros hasta hace bien poco. Iñaki Mendiguren nació en Igartubeiti en 1954. En un reportaje publicado recientemente en Berria decía lo siguiente: “Museo oso polita da, baina bizitzeko ez zen batere erosoa! Hotza, hezetasuna... Ur korrontea orain dela 48 bat urte jarri zen, eta argindarra ere bai, argi triste-tristea. Baina bainurik ez genuen inoiz izan! Komuna zulo bat zen; dena idien ukuilura joaten zen, eta gero azpiekin batera ateratzen zen. Hori zen saneamendu sistema!”.

En Japón, historicamente los aseos estaban fuera de las casas. La cultura japonesa ha separado tradicionalmente las zonas limpias y las no limpias. Antiguamnete se descalzaban para entrar en casa y se ponian los zapatos para ir al baño. Después de la segunda guerra mundial se extendió la instalación de inodoros con cisterna del tipo occidental sustituyendo gran parte de las antiguas “placas turcas”. Hoy día el aseo japonés es una pieza más dentro de la vivienda aunque en muchas casas tienen “zapatillas de cuarto de baño” que se calzan al entrar en el aseo para evitar el contacto entre la zona no limpia y el resto de la casa. Se sigue tomando en consideración que el aseo y el baño estén en habitaciones separadas.

Japón sigue desarrollando una industria que va complejizando y dotando de la última
tecnología al inodoro denominado Washlets (ウォシュレット): “Hasta los más baratos tienen un dispositivo que forra el asiento con una capa de polietileno que, además de prevenir enfermedades, está tibia, lista para que el usuario se sienta como en casa. Con sólo apretar un botón, también rocían desodorante ambiental y los más sofisticados disparan chorros de agua para masajear a los constipados.”

Por otro lado, a mediados del siglo XX en Estados Unidos se experimentaba con la estandarización del baño como “organos” internos o adosados a la casa en contraposición a la idea de estancia o habitación. Fuller, los Smithson, Archigram, Neutra o Perriand trabajaron en la concepción de “bloques-baño” industrializados.

Blanca Lleó les apoda como “órganos técnicos independientes añadidos al espacio doméstico”.
La Wichita house de Buckminster Fuller de 1945 es una muestra de la evolución en esta idea de la casa como espacio indeterminado con organos técnicos añadidos. La future house de los Smithson (1956) redundó en el planteamiento de nuevas maneras de entender el espacio habitable desde la integración de los sistemas internos operativos de la casa.

Estas propuestas cuestionaban la habitual distribución de las casas en habitaciones. Al contrario, proponían un espacio abierto con una disposición libre de sus funciones.

Lo que se quiere mostrar en este recorrido son los aspectos culturales, históricos, tecnológicos y ecológicos (no olvidemos que el inodoro acapara el 32% del consumo de agua potable doméstica en Europa) que podemos redibujar a la hora de cuestionar la relación entre el retrete y la casa. ¿Será el retrete y la superación de su relación con la casa la clave para liberar al hogar de sus ataduras?






IBON SALABERRIA





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