18 noviembre 2011

ALF2011-La construcción de la guerra


Por tercer año consecutivo llega el avance de programa del ciclo Arquitectura: Lenguajes fílmicos comisariado por BNV producciones y gestado por la oficina Donostia2016, Cristina Enea, San Telmo museoa y el COAVN en Gipuzkoa. Este año dedicado a LA CONSTRUCCIÓN DE LA GUERRA:

El mundo ha acabado siendo concebido como un objetivo a ser destruido,

en la medida en que puede hacerse visible”

Rey Chow, The Age of the World Target, 2006


Según una célebre cita de Carl von Clausewitz (1730-1831), “la guerra no es únicamente un acto político, sino también un instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, la extensión de la misma por otros medios”. En opinión de Tom Vanderbilt, podríamos decir igualmente que la guerra puede ser entendida como la extensión de la arquitectura por otros medios. Más allá de la arquitectura propiamente bélica (las edificaciones militares, de un lado, y los refugios y sistemas defensivos, del otro), existe la guerra como proceso arquitectónico, del mismo modo que más allá del cine bélico existe la experiencia audiovisual de la guerra, y más aún, la guerra como experiencia audiovisual.

Tanto la arquitectura como la guerra tienen como objetivo principal el control del territorio. Para ello, ambas desarrollan estrategias que resuelven problemas específicos “sobre el terreno”, y ambas hacen uso de los símbolos y la retórica del contexto cultural en que se inscriben. El planeador urbano y el estratega militar comparten herramientas discursivas, tácticas y de representación: frente a la imagen-mosaico de la ciudad en planta, captada quizá por el mismo satélite, ambos definen estrategias de intervención que el poder asume para transformar, según sus necesidades, la configuración urbanística de un territorio en conflicto. Como señala Eyal Weizman, herramientas críticas propuestas por autores como Bataille, Deleuze y Guattari o los situacionistas, son ahora estudiadas a fondo y puestas en práctica por los militares. “Tácticas que fueron concebidas para transgredir el ‘orden burgués’ establecido de la ciudad y representaban los muros –domésticos, urbanos o geopolíticos– como elementos arquitectónicos que encarnaban la represión social y política, inspiran otras que, en manos del ejército israelí, representan las bases para atacar una ciudad ‘enemiga’. Se han apropiado de la educación en Humanidades, que con frecuencia se considera el arma más poderosa contra el imperialismo, convirtiéndola en un arma poderosa para el propio poder colonial”.

Para quienes no la sufren, lo que define los niveles de “realidad” de la guerra en nuestros días es el nivel de “realismo” de las imágenes que la guerra produce y distribuye. Mientras el periodismo televisivo se apropia torpemente de efectos cinematográficos (el montaje, el uso de la música) para provocar “sensaciones” interesadas sobre las imágenes de conflictos bélicos que retransmite, el cine trabaja en la dirección contraria, explorando las posibilidades de la técnica para producir ilusiones de veracidad sobre las ficciones que presenta. En Salvar al soldado Ryan (Steven Spielberg, 1998) las imágenes se captaron con una velocidad de obturación superior a la habitual, para obtener una definición mayor en cada plano y aumentar el realismo, sin embargo, el color de las escenas se degradó para asimilarse al material fílmico bélico de mediados del siglo XX, apelando a la memoria para asegurar la credibilidad de las imágenes. En la película En el valle de Elah (Paul Haggis, 2007) el momento de mayor intensidad se logra en una escena que simula haber sido grabada con la cámara del teléfono móvil de uno de los soldados. No se trata tanto de la veracidad de las imágenes, de la claridad con que se muestran los hechos, como de la adecuación del lenguaje visual que se emplea respecto a las formas de representación de la cotidianeidad contemporánea. Un comentario de Jean-Luc Godard en Nuestra música (2004) explica la relevancia de la forma en estos casos: “los judíos se vuelven material de ficción; los palestinos, de documentales”.

En relación a las propias edificaciones, diversos autores coinciden en señalar el estatus de la arquitectura como objetivo, como blanco. Los edificios pueden considerarse entornos “seguros”, pero también objetivos a batir. Un edificio de oficinas puede ser un símbolo de la dominación imperialista (como el World Trade Center) del mismo modo que un muro puede perder su sentido como sistema de autodefensa para convertirse en una arquitectura de opresión desde el exterior (como el muro que separa Palestina de Israel). Y es que ninguna arquitectura defensiva es eficaz, pues como dice G. W. Sebald en Austerliz, aún antes de terminadas, siempre acaban siendo superadas por la evolución de la artillería y los conceptos estratégicos, que tienen en cuenta la comprensión creciente de que todo se decide en el movimiento y no en la inmovilidad.

Los atentados del 11-S convirtieron a los edificios del World Trade Center en los verdaderos protagonistas de la tragedia, y por encima del análisis o la búsqueda de soluciones políticas al conflicto, la urgencia se situó desde un primer momento en la reconstrucción del espacio arquitectónico derribado: era preciso dar soluciones al problema desde la práctica de la arquitectura contemporánea, construyendo un monumento (arquitectónico) que sustituyera inmediatamente el edificio herido y llenara de contenido la “zona cero”, pues el urbanismo no admite el vacío en el corazón de las grandes ciudades. Pero también se trabajó en la transmisión mediática de una imagen: la de los bomberos neoyorquinos como héroes del conflicto. En una popular instantánea de Thomas E. Franklin pueden verse tres bomberos izando una bandera americana entre las ruinas de los rascacielos, una alusión directa a la fotografía de los soldados americanos clavando la bandera en Iwo Jima tomada por Joe Rosenthal en 1945. Sobre la veracidad de esta fotografía gira el argumento de otra célebre cinta bélica, Banderas de nuestro padres (Clint Eastwood, 2006). En palabras de Vanderbilt, “Ni la guerra ni la arquitectura son inmunes a la violencia del lenguaje”, y podríamos añadir que en nuestros días, si hay un lenguaje dominante es el audiovisual.

En el programa de 2011 de Arquitectura: Lenguajes fílmicos se trabajará sobre la idea de la guerra como construcción, tanto mediática como arquitectónica, para proponer un ciclo de proyecciones de películas, conferencias y talleres que impliquen tanto a expertos y profesionales como a estudiantes de arquitectura, cine y otras disciplinas afines.


9 y 10 diciembre 2011 – Fundación Cristina Enea (Paseo Duque de Mandas 66, Donostia-San Sebastián)

Eyal Weizman + Hito Steyerl

Taller dirigido por Eyal Weizman e Hito Steyerl (se necesita inscripción previa. El taller se desarrollará en inglés)
Horarios:
Viernes 9 de diciembre 16.00-20.00
Sábado 10 de diciembre 9:30 h -13’30

12 diciembre 2011 – COAVN Gipuzkoa (Avda de Francia 11, Donostia-San Sebastián)

OTXARKOAGA, Un punto de inflexión en la arquitectura bilbaína

Presentación a cargo de Luis Bilbao Larrondo y Cristobal L. Rivera
Proyección del documental “Otxarkoaga: el nacimiento de un nuevo Bilbao”
Sesión moderada por el colectivo Hiria.

13 diciembre 2011 – San Telmo museoa (Plaza Zuloaga 1, Donostia-San Sebastián)

Pedro G. Romero Historia de dos ciudades

19:00 Presentación del ciclo a cargo de Santi Eraso (DSS 2016) y Susana Soto (STM)
19:30 Presentación "Historia de dos ciudades" a cargo de Pedro G. Romero

20:30 Proyección: Nuestro Culpable (1937) seguida de Rojo y negro (1939) :30 Proyección: Nuestro Culpable (1937) seguida de Rojo y negro (1939)

14 diciembre 2011 – San Telmo museoa (Plaza Zuloaga 1, Donostia-San Sebastián)

Miren Jaio Barcos a la deriva que atraviesan las aguas de los canales

19:30 Presentación de Miren Jaio (en euskera)
20:30
Sweet Movie (1974) de Dusan Makaveje, Canada, 95 minutos. Color

15 diciembre 2011 – San Telmo museoa (Plaza Zuloaga 1, Donostia-San Sebastián)

José Miguel de Prada Poole Emergencias y catástrofes

19:30 Presentación de José Miguel de Prada Poole
20:30
La selva esmeralda. (The Emerald Forest) (1985) de John Boorman, Gran Bretaña, duración 108 minutos. Color


16 diciembre 2011 – San Telmo museoa (Plaza Zuloaga 1, Donostia-San Sebastián)

José Díaz Cuyás Movilizados por lo Real: Turistas, soldados, artistas

19:30 Presentación de José Díaz Cuyás
20:30
Spiritual Voices (Dukhovnye golosa) (1995) de Alexander Sokurov, Rusia, duración 328 min. Color


No hay comentarios: