El último proyecto recién terminado de Andrés Jaque tampoco tiene desperdicio.
Con la misma aparente intención de dejar el menor rastro en el paisaje, las diferentes piezas de la casa "Neverland" bailan ladera abajo conformando un racimo de volúmenes que inter-actúan con la vegetación y el paisaje del entorno.
Nos acercamos a la "instalación" de arquitecturas más que a la construcción y transformación de lugares.
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